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viernes, 24 de junio de 2011

Fenomenología

Enfoques Basados en Paradigmas Cualitativo - Cuantitativo

Complemento de la Ponencia del Dr. Dafnis Dominguez dafnis@gmail.com

El Método Biográfico


 dafnis@gmail.com
El método biográfico se basa en una recolección de historias individuales, cuyos relatos pueden provenir tanto de fuentes primarias como secundarias, y a través de los cuales se hace una reconstrucción de realidades “microsociales”. Cuando estas reconstrucciones se presentan como una descripción de los problemas estudiados, el método biográfico se inscribe en el enfoque cuantitativo de investigación. Por el contrario, si la reconstrucción consiste en una interpretación, la investigación corresponde al enfoque cualitativo. Por lo tanto, el método biográfico es utilizado tanto por los enfoques de investigación cualitativo como cuantitativo. Cuando es captación es cuantitativo. Cuando es interpretación y construcción es cualitativo. En relación con el contexto histórico social es cuantitativo. En relación con el contexto intersubjetivo es cualitativo.

Corresponde al enfoque cuantitativo cuando el método biográfico contempla «objetos de estudio», «análisis», «descripciones», «marco teórico», «datos», «estandarización», «hipótesis», «encuestas». Por su parte, concierne al enfoque cualitativo cuando incluye «tema en lugar de objeto de estudio», «interpretaciones en lugar de descripciones y análisis», «incorporación crítica de otros autores en lugar de marco teórico», «memoria colectiva en lugar de datos y encuestas», «diseño emergente en lugar de hipótesis y estandarización».

Algunos de los términos que aparecen en la bibliografía vinculada al enfoque cualitativo en general, y al método biográfico en particular, se pueden prestar para significados muy diferentes. Haciendo algunas precisiones con relación a ello, en primer lugar, está el fundamento ontológico del enfoque cualitativo y el método biográfico. La ontología trata acerca de la naturaleza de la realidad. Al respecto se presentan dos visiones principales: la trascendente y la constitutiva. La trascendente considera que existe una realidad constante y más allá o independiente del observador. Para la constitutiva, la realidad no es constante sino dinámica y relacional.

 La epistemología, por su parte, se refiere a la naturaleza del conocimiento. Se conocen dos grandes tradiciones epistemológicas, la objetivista y la subjetivista. La objetivista considera que el conocimiento es algo externo que existe independientemente del conocedor, el papel del conocedor consistiría en acceder a este conocimiento. La tradición subjetivista considera que el conocimiento es construido interna y subjetivamente por el conocedor.

De acuerdo con la fundamentación ontológica y epistemológica existen dos enfoques de investigación, el cuantitativo y el cualitativo. Cada uno de estos dos enfoques puede estar inspirado en cualquiera de los diferentes paradigmas científicos que se conocen. Los principales paradigmas con los cuales se relaciona al enfoque de investigación cuantitativo son el positivismo, el postpositivismo y estructural funcionalismo. Por su lado, el enfoque cualitativo se vincula con paradigmas como el construccionismo social y la teoría crítica.

 Por otro lado, la definición de metodología es conveniente se reserve para referirse a un sistema de métodos, los cuales involucran aspectos ontológicos, epistemológicos, teóricos, axiológicos, de verificación y falsación de enunciados. Las dos metodologías fundamentales conocidas son la experimental y la hermenéutica. La experimental es principalmente descriptiva y asociada con el enfoque de investigación cuantitativo. La hermenéutica es primordialmente interpretativa y se vincula con el enfoque cualitativo.

 El método, en cambio, se refiere a los procedimientos y los modos generales de hacer la investigación, mientras lo que se denomina diseños de investigación se refiere a los procedimientos más particulares y propios de la investigación. Para el enfoque cuantitativo los métodos más utilizados son el experimental, cuasi experimental y ex post-facto. Por su parte el enfoque cualitativo se suele apoyar en métodos como el etnográfico, biográfico, el interaccionismo simbólico, el fenomenológico y la investigación acción participativa. Cualquiera de estos métodos asociados al enfoque cualitativo puede valerse de técnicas como entrevistas semiestructuradas, entrevistas de profundidad, entrevistas episódicas, entrevistas grupales, grupos de discusión, grupos focales, observación y observación participante. Mientras se tenga siempre presente que las técnicas no pueden en general ser consideradas como neutras y, por lo mismo, no pueden ser irreflexiva y mecánicamente intercambiables.

 Por lo demás, parece conveniente establecer lo específico del método biográfico con respecto al resto de métodos contemplados en la bibliografía que trata acerca del enfoque cualitativo de investigación. En este sentido, de los planteamientos del neomarxista italiano Franco Ferrarotti se pueden extraer al menos tres rasgos relacionados con la especificidad del método biográfico. En primer término, el fundamento epistemológico del método biográfico no sería ni objetivista ni subjetivista, sino vinculado al pensamiento complejo y al paradigma holográfico. En segundo lugar, el método biográfico está orientado específicamente al estudio de microestructuras sociales. Y, en tercer lugar, el método biográfico es dialéctico, porque dialéctica es la relación que se da entre el sujeto y la realidad social; es decir, entre la subjetividad y el contexto.

 Lo anterior no impide, sin embargo, que el método biográfico sea vinculado –como de hecho sucede– con muy diferentes enfoques de investigación. Seguramente por esa razón el mismo Ferrarotti ha respondido a esta  imprecisión, señalado que el método biográfico más que un método debe ser definido como un enfoque de investigación.

 De todos modos, para que el método biográfico pueda estar genuinamente considerado dentro del enfoque cualitativo debe ser coherente, al menos, con una fundamentación ontológica constitutiva en lugar de trascendente. Debe estar apoyado en una epistemología subjetivista y no objetivista. El diseño de investigación debe ser una construcción flexible, sin la rigidez de los diseños a priori de la investigación experimental, pero con el mismo rigor científico. Debe colocar el énfasis en los procesos internos y la dimensión intersubjetiva de la realidad microsocial que investiga. Además, basado en la reflexividad en lugar de la reflexión del investigador, porque cuando la realidad social o microsocial es asumida como algo externo, los sujetos investigan objetos, con los cuales sólo puede darse intercambio verbal, pero nunca interacción. La interacción, en la perspectiva cualitativa, constituye un aspecto esencial del método biográfico. En cambio, cuando la realidad no está predeterminada y el significado depende del contexto, encontramos a unos sujetos tratando de comprender a otros sujetos, y esta mutua influencia es precisamente es lo que se conoce como reflexividad, diferente a la reflexión, que es lo que se puede producir cuando un sujeto contempla exterioridades. El método biográfico debe ser capaz de privilegiar lo generativo más que lo verificativo. Y, por último, el método biográfico debe estar legitimado a través de la interioridad de las propias realidades microsociales que estudia, y no en la exterioridad de aquello que constituye el método como mero procedimiento.

Bibliografía
Córdoba, V. (1993). Historias de Vida. Caracas, Venezuela: FACES/UCV.
Córdova, V., González, M., Bermúdez L. (1997). Realidad y Sujeto. Caracas, Venezuela: UNA.
De Miguel, J. (1996). Autobiografías. Cuadernos Metodológicos 17. Madrid: CIS.
Ferrarotti, F. (1991). La historia y lo cotidiano. Barcelona, España: Península.
Lulle, T. Vargas, P. y Zamudio, L. Los usos de la Historia de Vida en las Ciencias Sociales. Anthropos.
Marinas, J. Santamarina, C. La historia oral: métodos y experiencias. Debate.
Olabuenaga, J. Ispizua, A. (1989). La descodificación de la vida cotidiana.
Pujadas, J. (1992). El método biográfico: el uso de las historias de vida en ciencias sociales. Cuadernos Metodológicos 5. Madrid: CIS.
Rodríguez, G. Gil, J. y García E. (1996). Metodología de la Investigación Cualitativa. Málaga, España:  Aljibe.
Rusque, A. (2001). De la diversidad a la unidad en la investigación cualitativa. Caracas, Venezuela: Vadell Hermanos.
Sandín, M. (2003). Investigación Cualitativa en Educación. Fundamentos y Tradiciones. Barcelona, España: Mc GrawHill.
Sautu, R. (compiladora). (1999) El Método Biográfico. Argentina: Belgrano.      
Villarroel, G. (1999). Las vidas y sus historias. Caracas, Venezuela: Avepso.

Etnografía - Etnometodología

LO CUANTITATIVO Y LO CUALITATIVO: MÉTODO ETNOGRÁFICO

Ponencia presentada por el Dr.  Dafnis Antonio Domínguez, dafnis@gmail.com  Profesor de la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez  (UNESR), en el Marco del conversatorio con los Doctorantes en Ciencias Gerenciales, efectuado en la UNEFA  Sede San Felipe, el 09/06/2011. (Cortesía del Equipo de Doctorantes organizadores del evento: Eylett Castillo - Jhaiker Escudero - Rosana Oliveros)

El interés por la investigación condujo a muchos investigadores a una preocupación por la investigación etnográfica. Sin embargo, mucha de la utilización de la etnografía aplicada parece adolecer de una reflexión más rigurosa acerca de las premisas ontológicas y epistemológicas subyacentes en los enfoques que inicialmente caracterizaron a la etnografía, principalmente de los trabajos pioneros que tuvieron lugar en el campo de la investigación antropológica y sociológica. En verdad, diversos estudios etnográficos no hicieron sino extrapolar algunos de los supuestos fundamentales de este tipo de investigación etnográfica, que fueron implantados en cierta forma de un modo acrítico.

El persistente empeño que, como parte del influjo de la modernidad, se coloca en el estudio de la realidad social a través de la investigación empírica y objetiva, surge del hecho de considerar a la realidad como un mundo dado, preexistente y, por lo tanto más allá o trascendente de las distinciones del observador. Trascendente significa que trasciende las distinciones del observador. Una realidad presumida como dato, que luego es susceptible de ser percibido por los sentidos (Glaser y Strauss, Taylor y Bogdam, Woods, Goetz y Le Comte). No obstante, una parte bastante considerable de lo que consideramos datos de los sentidos, no son sino construcciones mentales. De hecho, casi todo lo que comúnmente denominamos percepción, no son más que interpretaciones, que a su vez constituye construcciones sociales. Entonces no es –como se piensa– que basta con cuestionar la pretensión, más o menos extendida en la investigación positivista, de estudiar la realidad social prescindiendo del contexto social y cultural, para asegurar una ruptura con el positivismo y el pensamiento mecanicista. Porque lo cierto es que, aún incorporando el contexto en la investigación social, aceptando incluso que el significado lo confiere el contexto, mientras sigamos considerando la realidad como datos trascendentes, se seguirá concibiendo a la investigación etnográfica básicamente como selección y organización de datos trascendentes, y no lograríamos superar el mito de lo dado, ni el fundamento de una ontología  trascendente.

La interpretación no puede estar desvinculada de la investigación etnográfica (Geertz, Wolcott). En fin de cuentas, no tenemos otro modo mejor para comprender la realidad social, sino a través de la esfera interpretativa. La importancia que esto tiene es crucial, no sólo en sentido epistemológico, sino además en términos ontológicos. De este modo, la interpretación aparte de permitirnos comprender la naturaleza del saber (su perspectiva epistemológica), también nos da cuenta de la realidad del ser (su perspectiva ontológica). En consecuencia, la interpretación no constituye un componente que se añade con posterioridad a la realidad, sino que la interpretación constituye en sí misma un rasgo inmanente de la realidad, y por ello entonces una ontología constitutiva.

De cualquiera de los dos fundamentos que se parta, sea de una ontología trascendente o de una ontología constitutiva, un observador puede distinguir una dimensión superficial y externa de la realidad, y también una dimensión interior y profunda. Los eventos que pertenecen a la dimensión externa pueden ser investigados mediante diseños experimentales y análisis empíricos, esto es posible en virtud de que lo externo puede ser visto, y por eso este tipo de investigación se refiere a sujetos contemplando objetos. No puede llegar más allá de un imperturbable monólogo con objetos y a lo único que de hecho puede conducir, es a su descripción. La dimensión interna, en cambio, no se puede ver. Sólo podemos acceder a la interioridad a través de la introspección y la interpretación. Y su investigación requiere sujetos –no contemplando– sino comprendiendo otros sujetos, no en monólogo sino mediante el diálogo. No se trata, por tanto, de un tipo de investigación externa sino interna, y los resultados no pueden ser tampoco descripciones sino interpretaciones. En este sentido, la aseveración comúnmente aceptada acerca de que la investigación etnográfica consiste en una descripción (Goetz y Le Comte, Bernard, Woods, Taylor y Bogdam, Mella, Kaplan, Aguirre, Martínez, Rusque, Sandín, Colás, Álvarez-Gayou), pone de relieve cuál posición ontológica subyace en una afirmación como tal.

Por supuesto, un sujeto puede perfectamente contemplar a otros sujetos como objetos, y no hay razón para considerar que eso no sea una manera de investigación legítima. Lo que pasa es que cuando se trata de una investigación en la cual un sujeto investiga –con el propósito de comprender– a otros sujetos, porque está de acuerdo que dichos sujetos son poseedores de intencionalidad y significado, entonces la manera para investigar no puede ser el monólogo y la descripción, sino el diálogo y la interpretación. La descripción, desde este punto de vista, sólo puede ser monológica, en tanto que la interpretación necesariamente es dialógica. La descripción nos da cuenta de un aspecto: las superficialidades, mientras la interpretación nos informa acerca de las profundidades.

Tanto en ontología trascendente en la cual la realidad existente se supone independiente de las distinciones del observador, como en la ontología constitutiva en la cual la realidad se constituye mediante las distinciones del observador, en ambas ontologías se distingue una exterioridad que puede ser vista y descrita, así como también una interioridad que requiere ser interpretada. La interioridad constituye un rasgo intrínseco de la realidad social, la interpretación no puede ser algo que podamos incorporar después a la realidad, sino que la interpretación constituye un aspecto inherente de la propia interioridad, y esto significa que la interpretación se halla siempre desplegada en la realidad constituida o trascendente. Pero algunas investigaciones etnográficas, inspiradas en la perspectiva del monismo científico, terminan reduciendo todo el conocimiento «interpretativo» de la realidad social a un conocimiento interpretativo de exterioridades empíricas, y por eso no tiene reparo en considerar que el propósito de la etnografía, o al menos el más importante, sea la descripción.

Cuando se plantea, por ejemplo, que la investigación etnográfica persigue “retratar” la realidad (posiblemente por lo atractivo de la etimología del término, ethno: “lo otro”, pueblo u unidad social, y grafé descripción), sólo pueden estar considerando exterioridades, las únicas distinciones a las que podemos acceder a través de los sentidos. En efecto, las exterioridades son las únicas cuyos rasgos intrínsecos podrían ser retratados o fotografiados y, por lo mismo, objeto de diseños de investigación experimental.

 Por otro lado, cuando se afirma que mucho de la realidad es interpretación, no quiere decir que todo sea interpretación. Este papel fundamental que juega la interpretación tampoco puede llevarnos al otro extremo de prescindir de la posibilidad de distinguir exterioridades, es decir, a una negación de la exterioridad. Existe exterioridad tanto que se considere que la realidad es trascendente o que se considere constitutiva, tal exterioridad es precisamente la que puede ser representada, analizada, retratada o fotografiada.

No toda realidad, en absoluto, puede ser una distinción social como interioridad; de hecho, la realidad social como interioridad se constituye sobre la base de una realidad como exterioridad que le sirve de cimiento y que “gatilla” para que la propia realidad social se pueda constituir. Lo que plantea la ontología constitutiva es que nada de lo constituido es algo externo preexistente y trascendente, pero no niega la experiencia de una dimensión externa.  De modo que sin la dimensión de exterioridad, la realidad social ni siquiera sería posible que emergiera, simplemente porque no habría nada que la “gatillara”. En este sentido resulta elocuente el título de un difundido libro de John Searle «La construcción de la realidad social» que parece oponerse a la idea de una construcción social de la realidad. Dicho en pocas palabras, para un observador, existe una distinción de exterioridad que se puede retratar y describir, y existe una distinción de interioridad que sólo se puede interpretar.

Hay un tipo de reduccionismo más sutil que aunque admite una realidad sin preexistencia considera que, una vez que la realidad emerge, ésta puede ser descrita y analizada. Esta manera de objetivación de la dimensión de interioridad de la realidad, parece más un subterfugio para reintroducir realidades que existen independientemente del observador; un mundo que no es interpretación sino descripción, que no es construcción social, sino una realidad representacional y, por lo tanto, susceptible de ser descrita, por resultar igual para todos los observadores. Como podemos apreciar, no es lo mismo un mundo descrito que un mundo interpretado. La realidad descrita, existe sólo como exterioridad y es siempre igual para cualquier observador; podemos salir a su encuentro, analizarla y someterla a hipótesis. El mundo interpretado, en cambio, no está fuera sino dentro del observador, es un mundo compartido intersubjetivamente y al cual sólo podemos tener acceso hermenéutico.

Como proceso empírico, podemos estudiar la realidad social a través del monólogo. Pero si lo que queremos es comprender el significado de las interioridades y los sucesos internos de la realidad social, sólo podemos conseguirlo mediante la interpretación. Únicamente por medio de investigaciones intersubjetivas y a través del diálogo, podemos comprender los significados de estos procesos internos y profundidades simbólicas de la realidad social.

También se ha dicho, en mucha de la literatura asociada con el enfoque cualitativo, que la investigación etnográfica es holista (Goetz y Le Comte, Woods, Córdova, Sandín, Mella, Álvarez-Gayou, Colás). Sin embargo, el holismo es igualmente monológico. El problema no es que la investigación etnográfica trascienda lo atomístico, lo newtoniano, o lo individualista. El problema es que, si decimos que es holista, seguimos –nos paresca o no– reproduciendo la etnografía como una modalidad de investigación monológica, excluyendo la perspectiva hermenéutica. Porque el modelo de investigación monológica, como se ha dicho, parte de una fundamentación ontológica trascendente. De modo pues que el holismo parte de la misma orientación ontológica y del mismo dominio de una «realidad trascendente» de la investigación monológica.

La modalidad de investigación holista, considera al mundo como una red holística de procesos interrelacionados, pero en el fondo no hace sino objetivar al intercambio intersubjetivo y al ámbito subjetivo, desconociendo la distinción de la dimensión de interioridad y profundidad que tiene la realidad. De esta manera el holismo termina prácticamente colonizando los dominios de lo subjetivo e intersubjetivo, de la introspección y la interpretación.

Cuando la realidad social es asumida como algo dado, los sujetos investigan objetos, con los cuales sólo se puede dar intercambio verbal, pero nunca interacción. En cambio, cuando la realidad no está predeterminada y el significado depende del contexto, encontramos a unos sujetos tratando de comprender a otros sujetos, y esta mutua influencia es la que se conoce como reflexividad, en oposición a la reflexión, que es lo que se puede producir cuando un sujeto contempla objetos. Por tanto, si el investigador, en aras de «evitar proyectar conceptos en la realidad que conoce», no se incorpora al círculo interpretativo, como algunas corrientes etnográficas aconsejan, si el investigador para no «contaminar» no participa en este círculo intersubjetivo, entonces puede haber cualquier cosa, pero nunca reflexividad.

Como parece obvio, la etnografía no es un término unívoco. Puede ser asumida como una variante del enfoque cuantitativo o como un método inherente al enfoque de investigación cualitativo. En consecuencia, para que podamos considerar a la etnografía dentro del enfoque cualitativo debe ser coherente, más que con los procedimientos o supuestos metódicos, con las premisas básicas del enfoque propiamente cualitativo. Requiere, al menos, una fundamentación ontológica constitutiva en lugar de trascendente, apoyada en una epistemología que interpreta interioridades, con un diseño de investigación que aún cuando flexiblemente construido tenga rigor científico pero sin la rigidez de los diseños a priori de la investigación experimental, con énfasis en los procesos internos y la dimensión intersubjetiva de la realidad social, basada en la reflexividad en lugar de la reflexión del investigador, capaz de privilegiar lo generativo más que lo verificativo. Una etnografía, en fin, que reivindique la memoria colectiva y no la estadística, que presuma la interacción de seres humanos más que el estudio de poblaciones, con un lenguaje en primera persona (Nosotros) y no de tercera persona (Ellos), y que se legitime a través de la interioridad de la realidad social y no en la exterioridad de su procedimiento.

 Bibliografía

Aguirre, A. (1995). Etnografía. Metodología cualitativa en la investigación sociocultural. Barcelona, España: Marcombo. p. 4.

Álvarez-Gayou, J. (2003). Cómo hacer investigación cualitativa. México, D.F. México: Paidós. p. 78.

Córdova, V., González, M., Bermúdez L. (1997). Realidad y Sujeto. Caracas, Venezuela: UNA. p. 37.

Colás, M. (1997). Enfoques en la metodología cualitativa: sus prácticas de investigación. En Buendía, L., Colás, P., Hernández, F. Métodos de investigación en psicopedagogía. Madrid, España: McGraw-Hill. pp. 226, 233-234.

Geertz, C. (1990). La interpretación de las culturas. Barcelona, España: Gedisa. p. 20.

Goetz, J. LeCompte, M. (1988). Etnografía y diseño cualitativo en investigación educativa. Madrid, España: Morata. pp. 28-29,32.

Kaplan, D. Manners R. (1979). Introducción crítica a la teoría antropológica. México D.F., México: Nueva Imagen. p. 301.

Martínez, M. (1996). La investigación cualitativa etnográfica en educación. México D.F., México: Trillas. p. 29.

Mella, O. (1998). Naturaleza y Orientaciones Teórico-metodológicas de la Investigación Cualitativa.  Disponible en www.reduc.cl/raes.nsf/0/ec686a1b102eee26042569d0004b5893/ $FILE/8434.pdf 2004, febrero]. pp. 37-38.

Rusque, A. (2001). De la diversidad a la unidad en la investigación cualitativa. Caracas, Venezuela: Vadell Hermanos. p. 55.

Sandín, M. (2003). Investigación cualitativa en educación. Madrid, España: McGraw-Hill. p. 160.

Taylor, S. Bogdan, R. (1992). Introducción a los métodos cualitativos de investigación. Barcelona, España: Paidós. pp. 153, 155.

Woods, P. (1987). La escuela por dentro. Madrid: España: Paidós. pp. 161-162.

domingo, 5 de junio de 2011

Reseña de Tesis Doctoral de la Dra. Elsy de Hernández


Descarga en formato PDF, la Reseña de la Tesis Doctoral: "Hacia una Teoría Hologógica Sobre la Formación Universitaria Hologramática Desde la Perspectiva del Pensamiento Complejo", de la Doctora: Elsy Gonzalez de Hernández en el siguiente link: 

http://www.grupocieg.org/archivos_revista/2011-1%20NA%201%20(125-129)%20gonzalez%20rcieg%20mayo%2011_articulo_id24.pdf

Aproximación Teórica Transcompleja... por la Dra. Elys Briceño

Prólogo del Libro: Diálogos Transcomplejos


La Dte. Sirse Pulido y la Dra. Elsy González de Hernández, forman parte de la edición del libro electrónico: “Diálogos Transcomplejos”, publicado por la UBA, a  través de la coordinación de la Dra. Crisálida Villegas, sus trabajos se titulan: “Gestión Escolar Participativa en las Escuelas Bolivarianas: Una Teoría Emergente desde el Marco del Conocimiento Transdisciplinario” y “Campos y Resonancia Mórfica, un Mundo Implicado en el Horizonte Huidizo del Conocimiento de la Gerencia Transsubjetiva”. Dra. Elsy González de H. El libro está a la venta a través de sus autoras. A continuación comparto parte del prólogo del citado libro electrónico:
Dialogo Transcomplejo se intitula esta  producción académica, que avalada por la Universidad Bicentenaria de Aragua, denota la búsqueda de nuevos derroteros ontoepistémicos para comprender, interpretar y transformar realidades mutantes e impredecibles, propias de nuestro  contexto epocal. Se trata entonces, de un acercamiento heurístico  orientado a resignificar las maneras como hasta ahora se ha producido/construido/reconstruido el conocimiento y sus vías de legitimación/validación/circulación, en el marco de los cambios paradigmáticos que han trastocado las maneras tradicionales de hacer ciencia.
Se inicia el libro de la mano de la Dra. Crisálida Villegas  connotada investigadora del área socioeducativa, quien con su artículo denominado: La transcomplejidad: Una tendencia de investigación  educativa en América Latina, profundiza en la propuesta de la Investigación Transcompleja como epísteme orientadora de una nueva mirada epistemológica y metodológica para comprender e intervenir la  realidad social, con miras al ámbito latinoamericano. Cabe destacar que este enfoque de la Investigación Transcompleja, surge de manera novedosa e inédita  en nuestro país desde el pensamiento escrutador de un grupo de investigadores, en el seno académico de la Universidad Bicentenaria de Aragua y que hoy han conformado la Red de Investigadores de la Transcomplejidad (REDIT) y  que dirigen sus esfuerzos intelectuales hacia la resignificación de la investigación desde la transdisciplinariedad y complejidad.
Con el título: Las teorías base de la complejidad., la Dra. Aída Justo plantea que la complejidad se deriva de los desarrollos de las teorías sistémica, cibernética y de la información, pero que los trasciende conformando una epísteme o modo de pensamiento donde coexisten el orden y el desorden, lo lineal y lo no lineal, la lógica y la no lógica, el todo y las partes, en fin la certidumbre y la certidumbre configurando una nueva matriz de pensamiento.

A continuación,  la Dra. Elsy González, debate sus ideas en un artículo intitulado:   Campos y resonancia mórfica,  un mundo implicado en el horizonte huidizo del conocimiento,  enfatizando en los retos y desafíos que demanda una realidad compleja, en constantes cambios y transformaciones. Al efecto discute sobre los campos mórficos como memoria colectiva,  al expresar que la realidad no es ésta u otra perspectiva sino todas ellas juntas formando un lugar común, un sentido más amplio, holoárquico y trascendente; es aceptar que puede haber muchas respuestas a una misma pregunta, y que cada uno, cada ser tiene el potencial de descubrir sus  propias verdades porque éstas  no son  más que un punto de vista conectado.

Seguidamente, la Dra. Ingrid Needer con una temática por demás interesante: La Espiralidad Recursiva de la Reflexividad Transcompleja y la Transformación Educativa plantea la tarea principal a emprender en esta contemporaneidad, es la conceptual, ya que se requieren de nuevos elementos de sentido que le den apertura a lo diverso y multidimensional. Desde esta perspectiva se asume que la universidad debe repesar y valorar su acontecer desde la generatividad reflexiva, que emerge de su propio seno, mediante el proceso recursivo de acción - retroacción - transretroacción de saberes, que acontece de manera natural, interactiva y multidimensional, como producto e insumo de las dialógicas complementarias que surgen por las interrelaciones de sus componentes.
Para finalizar,   la   Dra.  Sirse Pulido presenta a consideración del lector un artículo que lleva por nombre: La gestión escolar desde el arco del conocimiento transdisciplinario. En su discurso argumenta que la concepción transdisciplinar de la gestión escolar como proceso complejo,  exige una nueva forma de valoración desde una configuración más amplia, con una nueva forma de pensar que reclama encontrar un nuevo paradigma capaz de interpretar la realidad actual.

Al releer las páginas de este texto,  considero que en la actualidad se permea un escenario plegado de múltiples posibilidades  y de incommesurables retos, donde la investigación  debe resignificarse y avanzar hacia una comprensión y una acción más completa, profunda y dialéctica sobre la realidad multiversa, contradictoria,  incierta y cambiante que estudia, abriendo espacios para la emergencia de posturas creativas y  heurísticas que intenten modelar posicionamientos de pensamiento, que sin pretender constituirse en “nuevos dogmas” constituyan otra manera de repensar la dinámica investigativa.

Reitero entonces una invitación permanente  al debate,   a la discusión creadora, al atrevimiento heurístico de pensar/repensar; crear/cocrear,  nuevas formas de entrelazamiento ontológico, en fin al  interminable pero siempre enriquecedor   Dialogo Transcomplejo, que nos  permite visionar/ viajar por caminos intransitados, ecodiversos,  rizomáticos, pero siempre retadores, autopoiéticos y emergentes, como características definitorias de un mundo en ebullición epistémica.

Dra. Nancy Schavino

Bienvenidos (as)

El propósito de este espacio será intercambiar ideas, saberes, experiencias desde la perspectiva del pensamiento complejo y los métodos para su investigación. Espero sea de su agrado y se convierta en un espacio de permanente interacción...